"Un viaje de mil millas empieza con un paso." Lao Tse.

lunes, 19 de mayo de 2008

Vietnam: Bahía de Halong e Isla de Cat Ba

Típicas montañas de la Bahía de Halong
Uno de los barcos de madera que hace la ruta de Halong
 El tour por la Bahía de Halong es, en nuestra opinión, indispensable si se visita Vietnam, aunque esté masificado. Si se dispone de tiempo, es aconsejable contratar como mínimo dos días y pasar una noche en el barco, ya que en la excursión de un día apenas se aprecia la belleza de este lugar. Nosotros teníamos que hacer tiempo pues nos estaban tramitando el visado para China, así que contratamos el tour de tres días con una noche extra en la Isla de Cat Ba. Nos salió por 106 dólares los cuatro días, con todo incluído excepto un par de comidas en Cat Ba.

A parte de unos pocos barcos de lujo que se disparan de precio, el resto son todos más o menos iguales, de madera con las típicas velas de color naranja, que casi nunca despliegan –sólo para las fotos publicitarias-. Los camarotes tienen dos camas, baño y ventilador, y si se quiere aire acondicionado o mejor comida se tiene que pagar un plus. Si se anda corto de presupuesto cabe decir que no vale la pena pagar más por el aire acondicionado y por la comida.

Jordi esperando el kayac para visitar el pueblo de pescadores
El primer día te llevan en minibús a Halong, desde donde parten los barcos, en un viaje de unas tres horas desde Hanoi. Embarcas y empieza el fascinante viaje por la bahía, salpicada de altas montañas con forma de flan. Nosotros no tuvimos mucha suerte con las vistas ya que estaba nublado y las montañas lejanas apenas se veían. Atracamos en una zona espectacular que parecía sacada de la película Piratas del Caribe, donde visitamos dos cuevas. La primera es la mejor, con formaciones preciosas que se han encargado de realzar con iluminación de colores. La segunda no está tan bien iluminada y resulta menos interesante.

A continuación seguimos navegando para pasar por un “fishing village”, que es un conjunto de pequeñas casas flotantes donde la gente vive, y muchos de ellos se dedican al cultivo de perlas, que luego se pueden comprar en la Isla de Cat Ba. Pudimos visitar un poblado de estos en kayac, fue una experiencia muy placentera ya que las aguas estuvieron en todo momento muy tranquilas y pudimos ver de cerca las peculiaridades de este estilo de vida. Después nos dimos un chapuzón en el mar, cenamos en el barco y descansamos en una de las tumbonas de cubierta, contemplando la luz del día desaparecer entre las espectaculares montañas.

Una playa de Cat Ba
Al día siguiente nos llevaron a la Isla de Cat Ba. Esta isla es la única poblada en la Bahía de Halong y se está convirtiendo en un importante polo de atracción turística, sobre todo para los vietnamitas que quieren ir a la playa el fin de semana. Cabe decir que la isla tiene un montón de recursos naturales aparte de sus preciosas playas. Buena parte de la misma está formada por un Parque Natural protegido, que alberga formaciones montañosas espectaculares y una rica flora y fauna. En el paquete que contratamos entraba un trekking a una de las montañas, así que con un guía local y otros viajeros empezamos una ascensión de una hora y media más o menos. Hubiera sido fácil si no fuera porque había llovido mucho y estaba todo enfangado y resbaladizo. Después de llegar milagrosamente sanos y salvos a la cima, la vista no nos recompensó por culpa de la niebla, aunque a través de ella se adivinaba un conjunto espectacular de montañas que, en un día soleado, hubiera compensando con creces el esfuerzo de subir.

Dos monos en "su isla"
Descansamos comiendo en un barco que luego nos dejó en “Monkey Island”, una isla protegida cerca de Cat Ba, donde, como su nombre indica, hay una extensa población de monos. Lo mejor de la isla, sin embargo, son sus playas, de fina arena blanca y con el telón de fondo de las abruptas montañas. Al cabo de un rato de estar por allí empezaron a aparecer los monos, para ver si podían conseguir comida de nosotros. Había que vigilar las pertenencias, porque a la que te despistabas te robaban cualquier cosa…

Nos ofrecieron la posibilidad de volver a hacer kayac, pero preferimos bañarnos y tomar el sol. Claro que no sabíamos que cerca había una gruta para explorar, según nos contó una pareja unos días después, de haberlo sabido…

Finalmente nos dejaron en un hotel en el Paseo Marítimo, con buenas vistas a la bahía. Entonces nos enteramos de una particularidad de Cat Ba: están casi todo el día sin electricidad, ¡hasta las siete de la tarde!. Primero pensamos que era un cuento del hotel, pero luego paseando nos dimos cuenta de que en todas partes estaban igual, sin luz. Luego, a las siete en punto, dieron la luz y todo cobró vida.

En Cat Ba hay un montón de restaurantes con viveros en los que tienen gambas, pescado e incluso langostas. Puedes pedirles que te saquen del vivero el pescado y que te lo cocinen, a buen precio. Comimos doce gambas frescas y un plato de sepia, con cerveza y agua, por menos de seis euros.

Los "japos" hasta se meten en el agua para sacar fotos...
Al día siguiente nos dedicamos a explorar las playas de Cat Ba. Hay básicamente tres, llamadas simplemente Cat Co 1, 2 y 3. La que nos gustó más fue la 2. Todas están  a un quilómetro más o menos del pueblo y se accede fácilmente a pie. Cuentan con hamacas y sombrillas de pago, lavabos, vestidores, bares y restaurantes; incluso te venden bañador si no tienes. Estuvimos casi solos en la playa hasta las cuatro, luego empezaron a venir turistas japoneses con los que nos desternillamos de risa, viendo sus atuendos frikis para  el baño y las fotos tontas que se hacían. Los lugareños también van en masa a la playa, sobre todo los más jóvenes cuando terminan las clases. Así que para estar tranquilo, la mañana es el mejor momento para disfrutar de las tranquilas y tibias aguas, así como de los paisajes que, en cierto modo, nos recordaron a los de la Costa Brava.

Puesta de sol en Cat Ba
Por la tarde, a aquello de las seis, no hay nada mejor que pasear y hacer fotos de la puesta de sol, telón de fondo de los barcos de madera y de la vida pesquera que tiene lugar en la bahía.

Aquella noche durante la cena nos vino a dar conversación un lugareño que resultó ser fisioterapeuta, con el propósito final, como no, de vendernos sus servicios. Y como no teníamos tampoco nada mejor que hacer, ya nos ves a los dos subidos en su moto –tres en moto es de lo más normal en Vietnam- yendo a su casa, donde se había montado la consulta… ¡en el garaje! La camilla y el mueble-estantería con los aceites y ungüentos compartían espacio con la moto, las herramientas y otras cosas por el estilo…Jordi y yo nos miramos como diciendo que a ver qué hacíamos allí, pero ya en aquel punto decidimos seguir el juego, además no convenía enfadarse con aquel hombre que nos tenía que llevar de vuelta , que aquella casa estaba en el quinto pino... Así que cada uno tuvo su correspondiente masaje de espalda que, todo hay que decirlo, fue más profesional de lo que esperábamos, lástima la decoración...

2 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo, todo el que viaja a Vietnam debería visitar la Bahía de Halong almenos un par de días, es un lugar precioso...

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