"Un viaje de mil millas empieza con un paso." Lao Tse.

jueves, 15 de mayo de 2008

Vietnam: llegada a Hanoi

Llegamos a Hanoi procedentes de Vientiane a las 7 de la tarde con un vuelo de Vietnam Airlines de 80 euros, de sólo una hora de trayecto y buena merienda incluida.

Prevenidos de que en el aeropuerto de Hanoi rondan muchos taxistas sin escrúpulos, que te llevan al hotel donde les pagan comisión y te cobran lo que quieren, y tratándose de una hora un poco intempestiva, decidimos reservar previamente el hotel por Internet y, a través del mismo, acordar también la recogida en taxi en el aeropuerto, por un precio pactado de 13 dólares.

La llegada pinta bien, las mochilas salen enseguida y el taxista nos espera puntual a la salida. El recorrido hasta el centro dura casi una hora y mientras tanto empezamos a familiarizarnos con Hanoi, que nos recuerda por tamaño a Bangkok.

Hasta aquí todo bien, luego empiezan los problemas. Para empezar el taxista nos pide 14 dólares, a lo que nos negamos y se va con los 13 pactados. Luego resulta que el hotel, que en Internet pintaba tan bien, ya por fuera nos da mala espina: un edificio minúsculo y viejo, muy alto y estrecho. Cuando entramos se confirman nuestras sospechas: aunque la habitación tiene las facilidades anunciadas (baño, televisión, nevera y aire acondicionado), la estancia es muy pequeña y deprimente.

Por si fuera poco, cuando bajamos a recepción nos enteramos por un turista francés que no hay agua en todo el hotel, y que además le han robado dentro. El chico de recepción habla con su jefe por teléfono, el cual me intenta convencer de que nos quedemos,  dice que lo del agua no es sólo un problema del hotel sino de toda la calle; mientras tanto un operario va para arriba y para abajo intentando arreglar el tema, dejándolo todo sucio...

En vista de la situación, me voy a dar una vuelta por la calle a ver cómo están los demás hoteles. No faltan candidatos, más bien está saturado, y todos dispuestos a hacer algún descuento. El problema es que es jueves por la noche y muchos no tienen habitaciones disponibles. Por cierto, casualmente ninguno de ellos tiene problemas con el agua…

Caos motero en Hanoi
Finalmente hacemos un pequeño esfuerzo económico y nos quedamos en un hotel que nos ofrece una habitación cuádruple a precio de doble, con terraza, baño, televisión, nevera, ordenador con Internet en la habitación y almuerzo de buffet libre, por 30 dólares, no está mal, ¿verdad?

Luego nos enteramos que al turista francés que le robaron, en el mismo hotel le ofrecieron otro por 40 dólares lo cual le pareció bien, y uno de los empleados lo llevó allí con su moto, lo que en Hanoi es una locura, porque ir en moto en esta ciudad es como practicar un deporte de alto riesgo. No es exagerado decir que Hanoi está tomada por las motos, los peatones no tienen derecho alguno y cruzar la calle significa ir sorteando motos y rezar para que no te atropellen. Además los moteros se encargan de hacerse notar, porque siempre están pitando para que uno se aparte, lo cual hace de Hanoi un sitio ruidoso y contaminado. Hay que acostumbrarse a las motos, o hacer ver que no están, para descubrir el particular encanto de Hanoi, que sin duda lo tiene.

Consejo: en el centro de Hanoi hay multitud de pequeños hoteles, pero hay que ir con cuidado porque muchos de ellos son poco serios y no ofrecen lo que venden. Este fue el caso del Hotel Minh Bihn 2. Es recomendable no reservar previamente por Internet, ya que las fotos y la información pueden distar mucho de la realidad. Llegar con tiempo e ir mirando es lo mejor. Además todos regatean, por lo que se puede conseguir un buen precio o una habitación de lujo por el precio de una normal, como fue nuestro caso. 

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